domingo, 22 de diciembre de 2019

FELICITACIÓN DE NAVIDAD




Quedan apenas unas horas para la Nochebuena de este 2019. Hace frío. La borrasca invernal se hace sentir en los prados de Toros de Tierz y nos recuerda que es tiempo de chimenea, felicitaciones y villancicos.

Pero de villancicos toreros y con uno de ellos queremos felicitaros la Navidad desde nuestro blog y con ello desearos lo mejor para este año nuevo, 2020, que está a punto de empezar.


“Son las cinco de la tarde
abre marcha alguacilillo
que aquí estamos tres toreros
para hacer el paseíllo

Pide la llave del cielo
a los Ángeles de grada
que recen al Dios que nace
por mi muleta y mi espada

Ole con ole mi niño
Ole con ole y olé
Las orejas y los triunfos
serán todo para él (bis)

Ole con ole mi niño
Ole con ole y olé
Tres toreros y tres reyes magos
vamos juntos a Belén (bis)

Los caireles como el oro
bajo el sol a tus pies brillan
velas de seda rizadas
parecen las banderillas

Para ti niño de incienso
en las tardes con historia
yo sé que mi vuelta al ruedo
es tu corona de gloria 
Ole con ole mi niño
Ole con ole y olé
Las orejas y los triunfos
serán todo para él (bis)

Ole con ole mi niño
Ole con ole y olé
Tres toreros y tres reyes magos
vamos juntos a Belén (bis)”


Pero hemos dicho que es tiempo de chimenea, o sea de recordar y de contar historias y este villancico no tendría sentido si detrás de él no hubiera una de esas historias deliciosas.

Dejadme que os la cuente.

Corría 1967 y a alguien se le ocurrió reunir un cartel de toreros con el ánimo altruista de grabar un disco de Villancicos Toreros y con ello recaudar fondos para el Montepío de Toreros y la Institución San Isidoro de Huérfanos de Periodistas.

De modo que citaron en la redacción de la revista El Ruedo a 3 matadores con los que formar el sonoro cartel: Gitanillo de Triana, Antoñete y Curro Romero.

Este último estaba en aquella época casado con Conchita Marquez Piquer y, estando más cerca del mundo musical, resultó a la postre ser el más profesional de los 3.

Contaron como acompañamiento musical con la participación de un guitarrista excepcional, Paco Cepero.

Hecho el ofrecimiento, Gitanillo y Antoñete comprendieron que, al igual que para una gran actuación torera la clave es gustar (se), la clave para una actuación musical que sin duda iba a hacer historia era entonar (se).

Y a ello se dieron con total dedicación, de modo que cada vez que los citaban para grabar en el estudio los maestros quedaban previamente para entonar y como es fácil deducir se entonaban, de modo que la grabación quedaba aplazada para mejor ocasión.

Finalmente aquello se pudo grabar dignamente y el disco se vendió. 

La compañía musical, según se cuenta, pagó a los artistas el máximo caché y estos lo cedieron, junto con los beneficios – que no serían muchos - al Montepío y a San Isidoro, cumpliendo con esa tradición benefactora que siempre ha acompañado a los toreros.

El evento fue publicado y promocionado desde la revista El Ruedo como podéis ver en las imágenes que acompañan esta entrada.

Hoy es prácticamente misión imposible encontrar el audio, que en algunas páginas especializadas ha sido catalogado dentro de las “atrocidades musicales del siglo XX”. Yo recuerdo haberlo escuchado y doy fe de que la crítica podría ser incluso benévola.

Y es que, ser figura del toreo, no lo convierte a uno en cantante, pero si en un personaje popular”.






No hay comentarios:

Publicar un comentario