martes, 30 de enero de 2018

TOROS DE TIERZ EN LA MARTINA

Uno de los encastes fundacionales del toro de lidia recibe el nombre de Toros de la Tierra. Se remonta al siglo XVI y es uno de los más antiguos de cuantos se recogen en el Libro Genealógico de la Unión.

No me interesa en este momento profundizar en sus características morfológicas o de comportamiento. Hoy lo que me ha llamado la atención es lo significativo del nombre.

Toros de la Tierra, una denominación que hunde al toro bravo hasta los ijares en el sitio en el que nace y se cría.

Y me ha llamado la atención porque todas las ganaderías de alguna forma sienten la necesidad de hacerse presentes - más allá de sus cercados - en el entorno que las acoge.

Además de alumbrar con su bravura las emociones de los festejos de los pueblos más próximos existe en todas las ganaderías la voluntad de integrarse en el día a día más cotidiano. Acaso un brote primario y sentimental de lo que hoy conocen los modernos de ciudad como responsabilidad social corporativa.

Uno de las formas más castizas es a través de formar parte de la decoración de lugares emblemáticos en los que incorporar su imagen en mil maneras diferentes, azulejos, calendarios, motivos decorativos.

Más allá de la aparente publicidad, es una forma de reforzar lazos, de mostrarse, de decir a cuantos paran allí que no están en cualquier sitio, están en un lugar importante, que están en la tierra en la que se cría el toro.

Y como podéis ver, desde hace unos días, la ganadería de Toros de Tierz ha pasado a formar parte de la decoración del Restaurante La Martina en Montemayor de Pililla remarcando con ello que no es cualquier sitio, que es un lugar importante. Un lugar donde se cultiva la amistad al calor de la bravura del toro.

El ganadero y Carlos, propietario de La Martina frente al cuadro de Toros de Tierz que ya forma parte de la decoración del Restaurante

lunes, 22 de enero de 2018

ENTRETENER LA ESPERA

Uno de los candidatos a padrear en la ganadería
Hay muchas cualidades que son necesarias para ser ganadero, la afición, el amor por los animales, la intuición o el conocimiento.

Pero entre todas ellas hay una que destaca por ser imprescindible: la paciencia.

Desde que se toma una decisión en la ganadería hasta que puedes ver los primeros productos y evaluar los resultados, los tiempos de espera se hacen eternos.

Elegir un nuevo semental supone al ganadero una condena de 3 años de espera más uno de libertad condicional.

Hagamos números: el primer año lo ocupan los meses de cubrición del lote de vacas elegido a los que hay que añadir nueve meses de gestación hasta que se producen los primeros nacimientos.

Dos años más llegarán los primeros indicios con la lidia en la plaza de tientas de las primeras becerras o los primeros erales en alguna plaza de menor responsabilidad.

Sólo al final del cuarto año el ganadero podrá comprobar si los utreros resultantes de aquella elección responderán a las expectativas depositadas en aquel animal, entonces eral y hoy ya cinqueño pasado, que recibirá la sonrisa satisfecha de su criador o la tarjeta de transporte hasta su ingreso ignominioso en lo que hoy se conoce como la cadena alimentaria.

Una espera larga, lenta, por momentos tediosa. Un camino que, en defensa propia, no conviene andar en solitario.

Por eso, y para entretener la espera, en Toros de Tierz aprovechamos estos días de invierno para compartir y celebrar con los amigos.
Algunos de los incondicionales de Toros de Tierz

Tertulias y pitanzas que alimentan el cuerpo y el espíritu de la afición del ganadero y de cuantos compartimos desde la cercanía el día a día de la ganadería.


Ayer fue nuestro amigo Alfonso el responsable de ayudarnos a entretener la espera

lunes, 8 de enero de 2018

AÑO DE NIEVES, AÑO DE BIENES

En Toros de Tierz hemos recibido el 2018 con una de las nevadas más grandes de los últimos años.

Al ver los cercados totalmente blancos me ha venido a la memoria uno de esos refranes camperos que están cargados a partes iguales de razón y buenos deseos.

¡Año de nieves, año de bienes!

Y este es mi deseo para todos los que visitáis el blog de la ganadería, que el año que empieza sea para todos un año de bienes, en lo personal, en lo familiar y también en lo taurino.

Que los prados, hoy blancos por la nieve, cambien su color en pocos meses por el verde de la hierba fresca que de lustre a los pelos y a las carnes de los novillos que hoy hocican ateridos para encontrar el heno que los alimenta.

Que los añojos de hoy, ya erales cumplidos, llenen de bravura las fiestas de final de verano de los pueblos de Castilla.

Y que todos vosotros recorráis conmigo durante el nuevo año este camino apasionante de la cría del toro bravo que día a día recorremos en Toros de Tierz.

Os dejo estas imágenes invernales que, más allá de su belleza, dan idea de la dureza de las condiciones que muchos días tienen que soportar tanto los animales como las personas que se ocupan día a día de su cuidado y alimentación.