lunes, 23 de marzo de 2020

2020 UN HERRADERO ATÍPICO



A medida que uno va cumpliendo años cree que ya lo ha visto todo. Parece que la vida no va a sorprenderte y sin embargo la realidad va más allá de lo que uno podría imaginar.

En los últimos días los acontecimientos de este desgraciado virus que asola ya el mundo entero han llevado al traste planes, negocios, ilusiones y lo que es peor muchas más vidas de las esperadas.

Y sin embargo la naturaleza se impone y las faenas ganaderas no pueden aplazarse. Las reses crecen y deben ser apartadas de sus madres. Dan sus pasos vitales en el devenir de la ganadería y llega el momento del herradero que debe hacerse cuando los animales tienen la edad y el tamaño justos para evitar daños y resabios.

Y, por los pelos, en la última ventana libre antes de que el gobierno decretara el estado de alarma y el confinamiento desde el que escribo esta entrada, pudimos celebrar el herradero de la camada del guarismo 9.

Este 2020 ya se anunciaba como un herradero atípico. Era el primero que, por circunstancias, no se celebraba en sábado y en horario matinal.

De este modo, la peregrinación a la quinta de Toros de Tierz se hacía más difícil. Estuvieron, sin embargo, los cabales, los que siempre responden a la llamada de amistad y afición que es la fiesta del herradero en nuestra ganadería.

Y como cada año, en medio de ese barullo de mugidos, pezuñas, fuego y olor a pelo quemado fueron desfilando por el cajón los ejemplares de esta nueva camada de Toros de Tierz. Una camada numerosa marcada por unos principios difíciles pero a la que seguiremos con la ilusión que provoca el misterio de la bravura.

Os dejo un pequeño reportaje gráfico de la jornada.