martes, 9 de mayo de 2017

LA FE DEL GANADERO

Todo lo que sucede en el toreo se ve envuelto en un halo de incertidumbre constante, un pulso permanente entre la voluntad que pone el hombre y lo imprevisible de los resultados.

En el oficio del ganadero esta incertidumbre se multiplica por mil.

El alfarero cuando moldea sus piezas da forma a sus ideas a través de una materia que toca con sus manos. Sin ser fácil, todo depende de su talento, su pericia y su habilidad. Pero controla al cien por cien las condiciones de su trabajo.

El ganadero en la crianza de sus toros da forma a su ideal de bravura. Un concepto inmaterial, acaso un sentimiento, que se concreta en la emoción que produce en los espectadores la embestida de sus animales.
Una embestida que ha de ser fiera, impetuosa, rítmica, vibrante y noble a la vez. Larga, incansable, elegante y plástica. Violenta pero dominable por aquel que tenga el valor y la capacidad suficientes como para ponerse delante y conducirla a lo largo de una lidia en la que, arriesgando su vida, nos debe transmitir con toda su intensidad el privilegio de sentirnos vivos.
El desafío que enfrenta el ganadero es gigantesco y debe resolverlo mediante el acierto en la selección de sus reproductores.
Elegir un semental y confiar en que trasladará al comportamiento de sus hijos la idea de bravura que tiene el ganadero en su cabeza.

Butanero, nº 19 de Ignacio López Chaves, semental fundacional
de la ganadería de Toros de Tierz
Un ejercicio de paciencia y fe como pocos.

Por eso entre el ganadero y su semental se establece, en la intimidad del campo una complicidad especial.
Una relación que tiene un inicio repleto de interrogantes, de diálogos permanentes, de intercambios de miradas, de formular deseos, de prestar la máxima atención a los detalles, de escudriñar cualquier gesto, cualquier reacción tratando de adivinar si tantos esfuerzos y cuidados darán los frutos que se esperan.
Después, vistos los primeros resultados, probados en la tienta y en la plaza sus primeros productos, las dudas se despejan y se abren paso las miradas luminosas de la seguridad y la confianza. La gratitud hacia el animal elegido se impone y los cuidados se multiplican.

Pero en la vida, y en el toreo menos, nada es eterno y los ciclos se acaban y se suceden.
Y a cada semental le suceden otros pero nada cambia. En todos ellos resurgen las mismas ilusiones, las mismas dudas, las mismas esperanzas en que la llama de la bravura siga alumbrando todos y cada uno de los cercados de la ganadería.

Y es por esto por lo que a veces, cuando falta aquel primer semental con el que todo comenzó, se le echa de menos y pasado el tiempo su recuerdo provoca la añoranza de esas tardes en las que, en la soledad del campo, el ganadero buscaba la mirada de su mejor cómplice para, sin decir nada, decirlo sencillamente todo.

miércoles, 3 de mayo de 2017

LOS JUVENILES DEL C.D. LAGUNA CELEBRAN CON NOSOTROS SU TEMPORADA

Los jóvenes que forman el equipo juvenil del Club Deportivo Laguna, quisieron celebrar el pasado 1 de mayo su temporada deportiva con una jornada de convivencia en la finca de Toros de Tierz.
Un encuentro en el que disfrutaron de las instalaciones de la ganadería y de las embestidas de nuestros animales en la capea que tuvo lugar en la Plaza de Tientas.
Un grupo de jóvenes que ha pasado ya a formar parte del cada vez más numeroso grupo de Amigos de la Ganadería.

Equipo juvenil del C.D. Laguna