viernes, 27 de mayo de 2022

TENTADEROS DE ATARDECER

Escribe José Amador Martin Sánchez que los atardeceres siempre nos traen los paisajes del alma, por eso viven en el corazón eternamente.

Y en ese remover las almas, en Toros de Tierz, los atardeceres despiertan en los toros las ansias por embestir y en los hombres las ganas de torear.

Son esos tentaderos de atardecer los momentos más íntimos que he tenido la suerte de vivir en el campo.

La temperatura tibia, la brisa inquieta.

La gente poca, la luz suave.

El sonido tenue, apenas un rumor de pájaros que retornan y de fondo el inquietante reburdeo de los novillos en la linde del cercado.

El tiempo detenido, olvida prisas y ajetreos.

Y es en ese momento cuando, ajena a todo, el alma se rebela y se revela.

El cuerpo se abandona y frente a los animales la imperfección se hace virtud.

Y es en ese momento cuando, intenso y frágil, surge el que para mí es el toreo más verdadero: el que nace de la emoción y de la íntima necesidad de sentirse torero.

Apenas un destello para conducir la bravura, para reducir pulsos y embestidas, para desnudar el alma y acompasarla con el cuerpo.

Instantes que a veces, sólo algunas veces, he podido vivir en esos atardeceres mágicos de Toros de Tierz y que hoy me apetecía compartir con vosotros.




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