El trabajo hecho,
un momento tranquilo, el silencio del campo, el lujo que te concedes cuando decides que el día es tuyo y para ti, que no harás nada más que saborear el
placer de no hacer nada, el privilegio de encontrarte contigo mismo. Es lo más
parecido que conozco a la verdadera paz.
Sentirte
acompañado, querido por los amigos y orgulloso de la familia. No hay nada más
hermoso que notar el amor alrededor de uno.
Hacer lo que te
gusta, crear cosas y compartirlas de corazón con aquellos a quienes quieres y
aprecias. Eso es para mí la felicidad.
Y más allá de la
dureza del día a día o del regusto amargo que a veces nos deja la vida, la
Navidad – doy gracias por ello - nos recuerda cada año que la paz, el amor y la
felicidad son verdaderas y existen. Sólo tenemos que parar un momento y buscar
en nosotros mismos para sentirlas.
Desde aquí,
queremos desearos a todos los que formáis esta - cada vez más grande – familia de
Toros de Tierz, que viváis la mejor de las Navidades y que en el año que llega
podáis encontrar paz, amor y felicidad para todos los vuestros.
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