Uno llega a la finca y de pronto ve que allí hay más gente, que un nuevo alumno corretea por el parvulario, escondido entre las patas de su madre.
Han comenzado los nacimientos de la nueva camada.
De inmediato surge la curiosidad, ¿estará bien?, ¿cómo estará la madre?, ¿macho o hembra?, ¿qué dicen los libros?...
Hay que acercarse, buscar la mejor estrategia para poner el crotal, no molestar al becerrillo y sin embargo protegerse de la ira de madre. Un acontecimiento que, aunque repetido muchas veces, siempre es nuevo y emocionante.
En 2015 la 276 fue quien abrió las pariciones. |
Crió durante el año un macho |
Que hoy ya hace su vida en el cercado de añojos y erales. |
Este año, nuevamente ha sido la primera. |
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