En el campo, los sementales siempre están alerta. Atentos a todo, no conviene sacarlos de su rutina si no quieres provocarlos y arriesgarte a sufrir las consecuencias de su bravura.
Hoy es el último día de invierno en Toros de Tierz y ya se siente en el ambiente la nueva primavera que llega.
En la tranquilidad del campo me entretengo en seguir a Desgreñado, nuestro joven semental, que se afana en practicar sus habilidades amorosas.Repasa paciente al conjunto de las vacas de su lote y ventea tratando de descubrir si alguna estará dispuesta a rendirse a sus encantos.
Al principio lo veo algo despistado, pero pronto encuentra a Comedia.
Nos mira desafiante, pero no tarda en olvidarse de nosotros.
Y comienza su cortejo amoroso.
Ya no se separará de ella. La sigue paciente, sin prisas.
Juegan y se entretienen. Pero Desgreñado no parece estar del todo a la altura de la situación, y es Comedia quien nos sorprende con un arrebato de fogosidad que desconcierta a nuestro joven toro.
Y es que en el campo, a veces, son las propias vacas las que toman la iniciativa y señalan el celo a los sementales.
No lo rechaza. Lo que sucede es que sencillamente todavía no es el momento. Necesitan más tiempo y no debemos molestarlos. Tranquilos y parsimoniosos se marchan a otro lugar del cercado donde, sin nuestra presencia, encontrarán el momento de completar su romance primaveral.